Gallardón ayer: “España necesita urgentemente cambiar al presidente del Gobierno”. Esta frase de “centrista” hasta la médula ya la había pronunciado Gallardón en algún mitin electoral.
El PP ha tenido la urgencia de cambiar al presidente del gobierno desde el 15 de marzo de 2004. Ni lo han disimulado ni han querido hacerlo.
Espero, Gallardón, que tanta urgencia no le haga perder la paciencia a tu partido y sepáis esperar hasta la próxima cita electoral.
Querido Gallardón, tú que te manifiestas con ultraderechistas de todo tipo y condición y que te niegas a manifestarte con ecuatorianos víctimas de atentados, ¿qué es lo que crees que hace tan urgente el cambio de gobierno en España? ¿el que la economía tenga un crecimiento muy superior al que tenía cuando gobernaba el PP? ¿el que el paro esté en los niveles más bajos de la historia de la democracia? ¿el que el Estado no sólo tenga las cuentas saneadas sino que tenga superavit? ¿el que el precio de la vivienda se esté moderando después de sufrir el mayor encarecimiento de la historia mientras gobernaba el PP? ¿el que se hayan extendido derechos a sectores tradicionalmente marginados y olvidados? ¿el que no nos desayunemos todas las semanas con un atentado terrorista etarra con víctimas?
Pero tú ¿de qué vas, Gallardón? De “centrista” no, ya te lo digo yo. Tradición “centrista” tiene Gallardón: en 1993, después del triunfo electoral del PSOE, acusó al gobierno socialista de haber hecho tongo en las elecciones.
Vistos los datos, se puede concluir que la urgencia de volver al poder del PP no tiene nada de patriótica, puesto que España está mejor sin ellos en el gobierno que con ellos, sino que probablemente tenga más que ver con las numerosas causas judiciales abiertas contra destacados miembros de su partido por todo el territorio nacional y a las que al PP le gustaría echar una buena palada de tierra para hundirlas en el olvido.
Querido Gallardón, te voy a aclarar cuando era realmente urgente un cambio de presidente en este país: cuando gobernaba tu partido y mentía para tapar su incompetencia en el desastre del Prestige; cuando mintió a los familiares de los militares muertos en el accidente del Yakolev y les entregó los cadáveres de quienes no eran sus fallecidos; cuando metió a su “amada” España en una guerra que sólo vosotros queríais; cuando mintió sobre la sangre de 191 cadáveres. Era tan grande entonces la pestilencia que emanaba del gobierno que simplemente por una cuestión sanitaria era urgente que tu partido saliera del gobierno, como de hecho así sucedió. Los mismos que gobernaban entonces están ahora a la cabeza del partido; como tú comprenderás, no vamos a volver a votar a semejante... gente.
Ni punto de comparación con la situación actual en este país, a pesar de la urgencia de tu partido de tapar chanchullos y corruptelas.
Otro destacado “centrista” del PP es Carlos Fabra. Tan “centrista” es que parece del mismo centro de Sicilia. Este señor se considera “absuelto” porque los castellonenses le han votado y renueva su mandato en la Diputación. Es de suponer que la Justicia no será tan ligera de cascos como los votantes del PP castellonenses (que se deben parecer mucho a los que en su día votaban a Jesús Gil) y ponga las cosas en su sitio no tardando demasiado. Es más, este personaje, crecido sin duda, como Gallardón, se permite el lujo de amenazar a la prensa que le ha cantado las verdades:
El líder provincial del PP en Castellón aprovechó su exultante comparecencia sobre los resultados del 27-M para anunciar que emprenderá acciones legales contra la prensa por el trato que le dio durante la campaña. Fabra especificó que actuará "contra algún medio de comunicación y alguna periodista de esta provincia", en referencia a la redactora de este diario María Fabra.Lo dicho, cuando les sale el “centrista” que llevan dentro, no pueden disimularlo.
Romeu, 29 de mayo de 2007, en EL PAÍS.