A Pedro Jota ni me lo toquen, oigan

Después de las purgas realizadas por el paladín de la libertad de expresión conocido como Pedrojo, limpiando el periódico de todos aquellos que dudaban de su "verdad" sobre el 11 M, era de esperar la que se nos venía encima. Dos añitos dando la murga le han valido de bien poco a Pedrojo y no hemos llegado a ninguna conclusión formal. Vuelve por sus fueros, con sus entrevistas a (presuntos) asesinos y terroristas que le merecen la mayor de las credibilidades (¿dicen lo que quiere oir Pedrojo o dicen lo que Pedrojo quiere que digan?).

Todos sabemos que las exclusivas del periodismo amarillo se pagan caras. Es un fenómeno común en la prensa rosa. A Pedrojo le debemos el mérito de haberlo trasladado al periodismo "informativo" sustituyendo el sujeto folklórico por el sujeto terrorista (presuntamente). La forma de hacer es la misma y el dinero manda sobre cualquier otra consideración. Las bodas, bautizos y entierros dan mucho juego en el periodismo rosa y Pedrojo, a quien no se le escapa una, recurre a esta modalidad al plantarnos en la portada de su libelo una foto de boda de Trashorras. Mejor habría quedado una de su primera comunión, pero tal vez no tenían ninguna a mano.

Nos acercamos vertiginosamente al principio del fin... de Pedrojo como periodista (otro motivo más que puede añadir para odiar a Zapatero tanto o más que a Felipe) y al del PP como partido político. Salió muy bien parado este partido del atentado que sufrimos gracias a su incompetencia e irresponsabilidad y salió demasiado bien parado de la comisión de investigación; más les valdría estar calladitos y no decir ni mú. Pero la tentación es muy grande, y los cantos de sirena del transformista y exhibicionista Pedrojo demasiado atractivos para quien no se ha enterado todavía de por qué está donde está.

Sea pués, que comience la traca final. Por Dios, que nadie lo pare.