miércoles, junio 21, 2006

El Partido de los Perdedores

Advertía Santos Juliá este domingo en EL PAÍS sobre los más que evidentes brotes de intolerancia que están apareciendo entre una parte del sector social próximo a la derecha pepera. Y es muy cierto lo que dice, pero yo creo que, en realidad, esos ciudadanos en permanente estado de encabronamiento (creado de forma artificial e indecente desde los micrófonos de la Cope y desde el trío calavera mandamás del PP) son cada vez menos.

Cada vez más ciudadanos de este país, buenas personas en su inmensa mayor, pasan de este PP antipático, resentido, chillón y desquiciado. Por una simple razón: queremos vivir en paz, todos tenemos demasiados problemas para que encima haya quien quiera crearnos artificialmente otros.

El PP no olvida que perdió las elecciones en la calle y desde el minuto cero en que pasó a la oposición trata de reeditar el estado de rechazo masivo que provocó la guerra de Irak en la población, pero esta vez en sentido inverso. La realidad es demoledora: cada vez acude menos gente a sus impostadas manifestaciones.

Han querido crear un clima de crispación y han fracasado. Su fracaso se palpa en la calle. Se da una circunstancia ciertamente paradójica: el rechazo que provoca el PP es mayor que el que provoca el gobierno. ¿Quién puede pretender volver al poder así?

El PP, el Partido de los Perdedores.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi me parece que además de lo que dices pasa también que trás la muerte de Franco los fachas se ocultaban y disimulaban su condición. Temian una revisión legal de la historia que habían confeccionado (la revisión politica no les ha preocupado nunca por el gregarismo de la mitad de los ciudadanos y la iglesia española), y temían con ello imputaciónes dolosa y penales y la expropiaciónes de sus botines de guerra.
Pero como en la transición consiguieron la impunidad total, gracias al generoso olvido de la izquierda, sus descendientes, sobre todo, se han quitado la careta, se han envalentonado, y vuelven a su matonismo tradicional bendecido por la misma Iglesia que subordinada a las clases dominantes se ha encargado siempre de tener al pueblo anestesiado.
Hasta que no haya revisión de nuestra historia reciente, que deje claro las responsabilidades y culpas de cada uno, continuarán saliendo fascistas en todas la instituciones, fundamentalmente en las que son esenciales para el control del Estado(judicatura, gran capital, militares, medios de comunicación, iglesia, etc.)

Anónimo dijo...

Por si no lo has leido te recomiendo el articulo de Opinion de Ian Gibson hoy en el Periodico.com

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=6&t=1&idseccio_PK=472&idioma=CAS&h=060625

Felipe.G dijo...

Bien, yo creo que con Aznar el franquismo que estaba oculto y se disimulaba resucitó. Muchos franquistas se sintieron idenficados con Aznar y se crecieron con su forma de hacer política. El resultado lo vemos ahora, en todas las manifestaciones del PP se han podido ver numerosas banderas franquistas.

España necesita 40 años de gobierno socialista para que desaparezca el fascismo franquista que habita en gran parte de la derecha nacional. Sólo así conseguiremos ser un país homologable con el resto de las democracias europeas.

Respecto al artículo que me recomiendas, no he podido leerlo aun, puesto que hay que estar registrado, pero estoy seguro de que será interesante.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Sólo aparezco para mostrarme de acuerdo con Aznar al tpi, en tan pocas líneas un resumen completo y acertado.
En todo caso, añadir un matiz, en el año 78 quién era el guapo capaz de reclamar una revisión legal de la historia, y intentar meter en la cárcel a los Girón de Velazco o Arias Navarro, etc.
Saludos

Felipe.G dijo...

Los comentarios de Aznar al TPI son siempre acertados.

Aprovecho este post para pedir disculpas por la falta de actualización del blog, pero el PP ha sobrepasado mi límite de dolor, he terminado por ser inmune a su veneno, de tal forma que nada de lo que haga o diga me afecta especialmente. Me resbala su indecencia. Esto no quiere decir que no vaya a seguir diciendo lo que pienso cuando quiera, por supuesto.